Leo en el libro "Diseño: Innova, Diferencia, Comunica" de Tom Peters que el desarrollo del cepillo de dientes Cross Action de Oral-B, un cepillo que revolucionó el mundo de la higiene dental, costó 70 millones de dólares, lo que al cambio actual son unos 58,5 millones de euros. Es decir, para los que vivimos en España, casi diez mil millones de las antiguas pesetas.
Sí, han leido ustedes bien. A cambio, Oral-B generó en su desarrollo 23 patentes, incluidas seis patentes sólo para el packaging.
Estoy absolutamente convencido de que si a cualquiera de los clientes de mi Consultoría le presentáramos un presupuesto del 1% de esta cantidad, es decir, unos cien millones de pesetas, por el diseño y desarrollo de un cepillo dental, pensaría que nos hemos vuelto completamente locos. Sin embargo, no tendría ningún inconveniente en poner el Cross Action sobre la mesa de reuniones para señalarlo como el modelo a superar en prestaciones, imagen, precio y, sobre todo, en número de unidades vendidas.
Nos deja un Fiat Cinquecento para batir a un Ferrari en el circuito de Monza y espera todavía subirse a lo más alto del cajón para bañar en champagne a los competidores.
No es cierto, por otro lado, que sea absolutamente necesario contar con un fuerte respaldo financiero para crear productos innovadores, pero siempre ayuda: Los diseñadores podemos ser unos genios de la creatividad, pero, lamentablemente, aún no hemos aprendido a hacer milagros.
1 comentario:
Comenta también Tom Peters que a Gillette le costó desarrollar la maquinilla de afeitar Mach3 casi 750 millones de dólares, es decir, 626 millones de euros; unos ciento cuatro mil millones de pesetas.
Casi nada.
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