«Quédate en Casa»
Este es probablemente el mantra que más se escuchó cuando el Covid-19 se extendió por todo el mundo, imponiendo el cierre de muchos negocios y obligándonos a buscar refugio en nuestros hogares. Las rutinas familiares y los comportamientos sociales se vieron obligados a cambiar de manera drástica y radical.
Isis-Colombe Combréas, fundadora y directora editorial de la revista MilK, reflexionaba recientemente sobre este cambio cultural que ha convertido nuestros interiores en santuarios seguros. «Independientemente de la ubicación, el tamaño o la forma de nuestros hogares —explicaba Combréas—, lo importante es la forma en que nos rodeamos de objetos y narrativas de diseño que mejoran nuestro bienestar físico y mental». Durante el confinamiento vivimos un proceso en el que nuestra casa se convirtió en el espacio vital para todo. Vida familiar, encuentros sociales online, actividades deportivas, actividades laborales y momentos de esparcimiento pasaron a compartir un mismo lugar. Nuestras creencias y nuestra relación íntima con los espacios y los objetos domésticos se vieron alteradas en muchos aspectos. El hogar necesitaba ser más flexible e inclusivo, asumiendo múltiples roles y funciones durante todo el día.
En el Taller de Diseño, la asignatura que imparto en el segundo curso del Grado de Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo de Productos de Tecnun - Universidad de Navarra, hemos explorado en varios proyectos la evolución de los ambientes domésticos durante la pandemia. Gracias a la colaboración de Habic —Clúster del equipamiento, mobiliario y diseño del País Vasco— y de dinámicas empresas del sector del mobiliario y de la iluminación, como LUFE o B.lux, los alumnos han podido analizar las transformaciones del espacio doméstico durante la crisis del Covid-19 y diseñar propuestas concretas para algunos elementos importantes en el paisaje cultural y formal de los hogares del futuro.
El itinerario del proyecto nos ha conducido, a partir del uso de inspiradoras rutinas de pensamiento formuladas por Harvard Graduate School of Education, a elaborar mapas de empatía, formular paneles de contexto e inspiración, analizar la oferta existente en el mercado para resolver diferentes situaciones de uso, explorar propuestas alternativas y desarrollar conceptualmente los elementos diseñados.
El resultado de esta experiencia ha sido la creación de una serie de propuestas de diseño que exploran lo que significa vivir y compartir un espacio con las personas más cercanas a nosotros. La investigación realizada ha demostrado que los distintos espacios del hogar se han vuelto más híbridos e interconectados que nunca: el mundo de los jóvenes se fusiona con el de los mayores, y todos ellos se difuminan. La familia, en sus múltiples y variadas formas, requiere cada vez más espacios inclusivos para consolarnos e inspirarnos.
Los proyectos realizados muestran cómo un diseño consciente puede favorecer la creación de entornos más agradables, versátiles, saludables e inclusivos. El uso de materiales reciclados o de materiales naturales sin apenas tratamiento están presentes en muchas propuestas, reflejando el decidido compromiso familiar con el planeta.
El proyecto ha permitido a las organizaciones y empresas colaboradoras obtener una visión disruptiva y responsable sobre qué usos de la casa deberían modificarse y cómo evolucionarán los hogares del futuro.
El diseño centrado en la familia es un inspirador marco conceptual para crear productos y servicios sorprendentes e innovadores que permitan construir comunidades sólidas y resilientes. «Más que nunca —comentaba Combréas—, somos los arquitectos de nuestra propia felicidad, y la familia podría ser la medicina más preciosa de todas».
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