Con el lema "Arte, Creatividad e Innovación" BAI - Agencia de Innovación acaba de celebrar en Bilbao, entre el 23 y el 27 de octubre, la primera Semana de la Innovación en el ámbito de la Campaña de Sensibilidad de la Cultura Innovadora que viene desarrollando en la actualidad.
Entre los eventos y actividades realizados no aparece ni una sóla mención al diseño como motor de innovación. Ningún diseñador ha sido convocado a pronunciar una conferencia o a intervenir en un debate. Ninguna de las empresas más enfocadas hacia el diseño y más innovadoras del mundo ha sido invitada a compartir su experiencia.
En el año 2000, DZ Centro de Diseño recibió -de manera sorprendente- un Premio Nacional de Diseño Honorífico "por su actividad pionera en la formación e integración de profesionales en una región con gran tradición industrial, y haber, a la vez, establecido los canales para crear una cultura del proyecto autóctona". A principios del año 2006, DZ se transformó en BAI "para llevar a cabo una política de promoción e impulso de la innovación empresarial en Bizkaia". A pesar de ello, el legado de DZ ha sido tan escuálido que hoy en día el diseño apenas es tenido en cuenta en el Departamento de Innovación y Promoción Económica de la Diputación Foral de Bizkaia.
En Cataluña, sin embargo, el planteamiento es radicalmente distinto: "El diseño es el enlace necesario entre creatividad e innovación, que da forma a las ideas para que sean propuestas prácticas y atractivas para usuarios y clientes. ¡Sin diseño no hay innovación!" se puede leer en la presentación de la Jornada Diseño e Innovación de Barcelona Design Week. La presencia de prestigiosos ponentes internacionales y reconocidas empresas como Camper, Nanimarquina, Philips o Rado avalan la estimulante iniciativa e ilustran el lema de Barcelona Design Week: Better Design = Better Business.
En Bizkaia mientras tanto se recurre a la cocina, a la música o a las artes plásticas para impulsar la difusión de la cultura innovadora entre las empresas. La Semana de la Innovación ha arrancado, como era de esperar, con una lección magistral a cargo de Fernando Canales, chef y propietario del restaurante Etxanobe de Bilbao. Sin embargo, me temo que la reconocida creatividad del cocinero vasco poco puede aportar a las empresas que buscan innovaciones significativas en un entorno ambiguo, complejo, global e interconectado: a juzgar por las fotografías de la lección, el número de asistentes era significativamente bajo.
El evento ha incluido también aulas de creatividad con algunos de los artistas del proyecto Disonancias al que ya me he referido en un anterior apunte. No lamento en absoluto habérmelas perdido.
Definitivamente, este nuevo impulso a la innovación en Bizkaia se está construyendo sobre una base profundamente equivocada. Representa, además, un despilfarro inaceptable de recursos públicos.
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