30 junio, 2006

Art for innovation

Si una empresa necesita un competente director financiero, un vicepresidente especializado en gestión de la calidad total o un director de márketing, no tiene dudas sobre dónde encontrarlo. Muchas universidades europeas ofrecen licenciaturas, doctorados o másteres que aportan al alumno el grado de competencia que requieren las empresas en esos ámbitos. Pero ¿un innovador? ¿dónde encontrar un innovador?

La sorprendente respuesta de Xabide, una consultoría vasca especializada en gestión cultural y comunicación global, se sitúa en el ámbito del arte. En el proyecto Disonancias diez empresas y centros tecnológicos vascos de primer nivel van a trabajar con artistas internacionales en proyectos conjuntos de investigación.

Disonancias "busca diversificar los procesos de innovación y fomentar la creatividad aplicada, introduciendo a artistas en equipos de investigación y unidades de I+D, con la intención de que se produzcan desviaciones y disonancias en los procesos lógicos de pensamiento y actuación".

La convocatoria para los artistas permanecerá abierta hasta el próximo 5 de julio. Las diez empresas adscritas a la iniciativa plantean proyectos que pueden inscribirse en tres grandes áreas: La investigación de conceptos, promovida por Daisalux, Leia y El Correo, la creación de nuevos productos en el caso de Formica, Gaiker y el Grupo Alfa Lan y la búsqueda de formatos innovadores para Vicomtech, Euve, EITB y Kaiku. Directivos y artistas comenzarán a trabajar desde septiembre durante un período de seis meses para que los proyectos finales puedan contemplarse en febrero de 2007. Será sin duda interesante analizar los resultados de esta innovadora iniciativa.

No obstante, en alguno de los proyectos propuestos por las entidades adscritas, el carácter innovador queda absolutamente marginado. Particularmente en el caso de Vicomtech "necesitan -como se recoge en la convocatoria- un diseñador o generador de contenidos que sea capaz de utilizar herramientas de modelización 3D (Maya, 3D Studio) para ayudarles en la fase de creación de modelos gráficos para estas aplicaciones [modelado de contenidos historicos y culturales en 3D]. Disponen de algunos dibujos y grabados en 2D y quieren recrearlos tridimensionalmente." Necesitan, en definitiva, un operador 3D. Nada de investigación o innovación; no se requiere creatividad, tan sólo la destreza en el manejo de un determinado software de modelización 3D.

En cualquiera de los casos, parece difícil que estos avanzados centros tecnológicos y unidades de I+D+i puedan contar con artistas de alto nivel para desarrollar sus proyectos. La razón: las ridículas condiciones económicas de la convocatoria.

Los honorarios de los artistas seleccionados ascienden a 5.000 euros brutos.

La relación entre artistas y centros / empresas tendrá una duración de 6 meses alternando relaciones virtuales y presenciales según las necesidades del proyecto. Se pide una dedicación de 5 días para la rueda de prensa de presentación de los artistas seleccionados y las primeras visitas a las entidades acogedoras, una presencia mínima de 20 días hábiles en la entidad y 2 días más para impartir una charla abierta al público y para paricipar en la fiesta / evento fin de proyecto. Total 216 horas presenciales a las que habría que añadir el tiempo necesario para preparar el anteproyecto de la candidatura del artista (estimemos 16 horas como mínimo) y la dedicación no presencial (estimemos aquí 80 horas). Con todo ello tendríamos una dedicación al proyecto Disonancias de 312 horas.

El artista percibiría, por lo tanto, unos míseros honorarios de 16 euros por hora. Por supuesto, no se contempla en ningún caso una compensación por royalties o por cualquier otra fórmula de la cesión de los derechos de explotación del prototipo, idea o procedimiento creado por el artista en el interior del grupo de trabajo.

16 euros por hora por un investigador "que -como se lee en la convocatoria de participación- puede ayudar a proponer nuevas y diferentes vías de innovación, aportando creatividad, metodologías de trabajo, y sirviendo de catalizador a los miembros de un equipo de investigación."

16 euros por hora con «la colaboración entusiasta» -según el grupo promotor de la iniciativa- del Gobierno vasco, la Sociedad para la Promoción y Reconversión Industrial (SPRI) y las diputaciones.

16 euros por hora cuando un taller autorizado de reparación de automóviles cobra, por ejemplo, más de 36 euros por hora. Un 130% más que un investigador. No es extraño que con estas condiciones sea difícil encontrar un innovador.

En otro apunte ya me ha referido al precio del diseño y de la innovación, pero en esta ocasión los promotores de la iniciativa y las prestigiosas empresas y centros tecnológicos adscritos caen en el descrédito más absoluto. Patético y lamentable reflejo del nivel innovador de nuestra sociedad.

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