19 octubre, 2024

Arquímedes en Viena

Uno de los objetos más enigmáticos y sorprendentes del Gabinete de Curiosidades de Sugaar Studio es un pequeño cristal rojizo en forma de cuboctaedro que es la concha de un caracol imaginario. Zinginarri rubescens es un prototipo cultural diseñado para iniciar la transformación regenerativa; un amuleto de fase cero para ayudarnos a repensar la construcción de nuestro entorno, mejorar la resiliencia de las comunidades y restaurar la salud del planeta.

Inspirado en una descripción del antropólogo José Miguel de Barandiaran, Zinginarri rubescens adopta la forma de un cuboctaedro, un sólido de Arquímedes realmente enigmático.

Los sólidos de Arquímedes son un grupo de 13 poliedros convexos cuyas caras son poligonos regulares de dos o más tipos. La mayoría de ellos se pueden obtener truncando los sólidos platónicos, como el tetraedro o el cubo. De todos ellos, el cuboctaedro es sin duda el más fascinante. Este extraño poliedro tiene, como el cubo, seis caras cuadradas pero además, como el octaedro, suma ocho caras que son triángulos equiláteros: 14 caras en total. Su principal característica es que la distancia del centro de la figura a cualquiera de sus vértices es igual a la longitud de cada arista, por lo que muchos han visto en él una representación del equilibrio y la interconexión del universo. Desde que Arquímedes describiera extensamente estos cuerpos, el cuboctaedro ha fascinado a un buen número de diseñadores y arquitectos de enorme relevancia.

Ya habíamos comentado en esta misma bitácora que Richard Buckminster Fuller lo denominó Vector Equilibrium, ya que es la única forma geométrica en la que todos los vectores tienen la misma longitud. Ahora, gracias al trabajo de una de mis alumnas —Carmen de Andrés Vallejo—, he conocido que Josef Hoffmann diseñó una luminaria que recogía esta geometría para un comedor mostrado en la Exposición de Navidad de 1901 en el Osterreichisches Museum für Kunst und Industrie. Un modelo que está aún en producción por Woka Lamps Vienna.

Josef Hoffmann fue uno de los arquitectos y diseñadores más destacados de la Secesión de Viena, fundador de la Wiener Werkstätte y autor del revolucionario Sanatorio de Purkersdorf en las afueras de Viena y del elegante Palacio Stoclet en Bruselas, para muchos una obra maestra de arte total. Hoffmann desarrolló sus formas geométricas de manera muy personal a partir del lenguaje del Art Nouveau europeo. El cuadrado era su elemento más emblemático.

A pesar de los honores y elogios que recibió durante su vida, cuando Hoffmann murió quedó prácticamente olvidado. Aunque grandes maestros como Alvar Aalto, Le Corbusier, Gio Ponti o Carlo Scarpa reconocieron su verdadera importancia y contribución, las siguientes generaciones de arquitectos e historiadores lo ignoraron. Hoy es todo un placer descubrir que algunos objetos que había diseñado, como esta singular luminaria de suspensión en forma de cuboctaedro, siguen inspirando a los nuevos creadores.

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