19 agosto, 2021

Propósito

Con el fin de tomar aliento para continuar la exploración y poder incorporar nuevas conversaciones y puntos de vista, he decidido volver a casa y recuperar este viejo y oxidado blog que inicié en los primeros días del año 2006. Y, la verdad, en este atípico verano ha sido un placer volver a pasear por las habitaciones que ocuparon mis reflexiones hace 15 años. Habitaciones pobladas no solamente por palabras sino también por un gran número de objetos materiales porque, a pesar de que he procurado mantener siempre activo un alto grado de reflexión sobre la naturaleza y los significados del diseño, soy sobre todo un diseñador industrial centrado en la creación de nuevos objetos. Las cosas son nuestro mundo: hacen de los humanos lo que finalmente somos.

Como recordaba muy recientemente el diseñador y educador John Maeda, «una taza de café o té desgastada por el paso del tiempo y remendada con la técnica japonesa del kintsugi es muy útil para hacerte sentir que se ha recorrido una gran distancia».

Hace unos años en España se ocuparía de esta tarea un maestro lañador, un artesano que reparaba todo tipo de recipientes de barro o loza mediante lañas. Como nos recuerdan varios museos, una laña es una fina grapa de hierro o cobre que afianzaba o unía los fragmentos de piezas agrietadas o rotas. La elasticidad de estas abrazaderas permitía mantener la vasija bajo presión, comprimiendo la línea de fractura. Para conseguirlo, se hacía un orificio en cada lado de la fisura con un sencillo berbiquí y se introducía la grapa. Los orificios laterales y la misma línea de fractura eran rellenados con diversos tipos de masilla para impedir cualquier movimiento y evitar la fuga de líquidos. La integración de las lañas junto a los motivos decorativos ya presentes en las piezas creaba en ocasiones nuevos patrones inesperados y sorprendentes.

Orza cerámica con reparación de lañas. Museu Escolar de Pusol, Elche, Alicante.

Sí, hemos recorrido una gran distancia. Así que, al igual que aquellos maestros artesanos, he decidido remendar este blog allí donde más se requería, modificando algunas imágenes y reparando con lañas los enlaces resquebrajados. Otras grietas, he preferido dejarlas como estaban para recordar que la resiliencia no debe ser solamente protectora, sino también proactiva.

Los artículos y las entradas que a partir de ahora pretendo compartir en este blog no son sino experimentos que se irán construyendo como si se tratara de cosas, hechas por lo tanto de selección, afinidad e integración, pero también de grandes dosis de fluidez: son líquidas. Al contrario de los objetos materiales, son reflexiones en marcha que, incluso después de ser publicadas, seguirán perfilando y enfocando nuestra visión sobre el diseño y su papel en la creación de un futuro más justo, responsable y regenerativo.

Como siempre, agradeceré muy calurosamente vuestros interesantes comentarios.

¡Seguimos adelante!

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