El pasado martes 13 de junio se celebró en Bilbao la jornada "Hoy es Marketing", organizada por la Cámara de Comercio de Bilbao y ESIC (Business & Marketing School). Joaquín Martínez González, director general de Mini para España, fue el encargado de cerrar el programa con una ponencia que explicaba "El regreso de un mito", la estrategia de la exitosa reedición del Mini, un coche lanzado al mercado en el año 1959.
Su ponencia fué sin duda la más interesante de la jornada. Con hechuras propias del Club de la Comedia, Joaquín Martínez fue comentando con incisivo humor las claves para reeditar un automóvil de culto: Autenticidad y Emoción.
El nuevo Mini transmite los antiguos valores del mítico automóvil precedente. Valores sin disfrazar ni adulterar. La plataforma del nuevo modelo ha sido diseñada específicamente para que pudiera transmitir las divertidas sensaciones de conducción del modelo original, con un centro de gravedad bajo y el comportamiento de un kart. Cada curva de su carrocería, cada detalle del interior del vehículo ha sido cuidado para transmitir autenticidad y pureza.
Pero un automóvil sólo se puede transformar en un mito si consigue establecer una relación emocional con los conductores. De esta forma lo consiguieron las motocicletas Harley-Davidson, el Porsche 911, el Citroën 2CV, o el Mini original. Sin embargo, en este momento Joaquín Martínez cometió un importante desliz. "La gente -dijo- no establece una relación emocional con una lavadora o una cafetera".
Sin duda las palabras de un apasionado del automóvil que no ha sabido ver más allá de su propio sector. El tremendo éxito de productos como la lámpara Tizio, el iPod, el Motorola V3 o la cafetera Siemens Porsche Design atestiguan que la emoción es un resorte poderoso en cualquier ámbito. Incluso, como sugiere el neurólogo Antonio R. Damasio, algunos aspectos de las emociones y los sentimientos son imprescindibles para establecer una preferencia racional. Definitivamente, somos seres emocionales.
El empresario de publicidad Lluís Bassat sostiene que "a un producto tienes que ponerle emoción o no lo vendes". A todos los productos. Incluso al más prosaico. Éste es el gran desafío y la gran pasión de los diseñadores.
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