02 mayo, 2006

HP invent

"El I+D ha sido siempre esencial para el crecimiento de HP y, en 1966, Bill Hewlett y Dave Packard tomaron una decisión que creyeron que aumentaría el potencial de la empresa. Decidieron crear un laboratorio en el que los investigadores estuvieran libres de la carga de los problemas cotidianos y, así, pudieran centrarse en las ideas que darían forma al futuro de la empresa.

Desde Palo Alto (California), los 200 científicos de los recién nacidos laboratorios de HP no tardaron mucho en demostrar que había valido la pena. Una de las primeras innovaciones fue la primera calculadora científica de bolsillo del mundo. Ésta no sólo ofrecía prestaciones de cálculo sin precedentes para su tamaño, sino que, además, introdujo a HP en un negocio completamente nuevo."

Con estas palabras Hewlett Packard nos hace felizmente partícipes del 40 cumpleaños de sus laboratorios californianos. "Innovación que cuenta" es el lema elegido para la celebración. ¿Que cuenta para quién? cabría, no obstante, preguntarse. Parece claro que para Dick Lampman, vicepresidente adjunto de HP, investigador y director de los laboratorios de HP, la "innovación que cuenta" es la tecnológica. En el comunicado de prensa de la compañía sobre la efemérides apenas hay ninguna referencia a los usuarios, a sus necesidades, a sus inquietudes, a sus expectativas. No aparece la palabra diseño, ni la palabra experiencia.

"Nuestra intención es seguir ofreciendo tecnología líder que ayude a dirigir a HP hacia un futuro emocionante", dice Lampman. Sin duda las palabras de un científico que no tiene en absoluto claro lo que puede significar "un futuro emocionante" para los usuarios de Hewlett Packard.

Recuerdo aquellas primeras calculadoras científicas, y la fascinación al descubrir sus prestaciones, su imagen profesional y sofisticada, sus aristas duras y su aspecto rotundo, la configuración de sus teclas, hasta su estupenda funda negra con aquella anilla para colgar del cinturón. También recuerdo aquel magnífico "click" que hacían las teclas al ser pulsadas, al contrario de lo que ofrecía Casio en aquella época con sus teclas mudas y blandas. Luego llegaron las calculadoras programables (yo nunca tuve una) que almacenaban el programa en tarjetas magnéticas que se deslizaban por el interior de la calculadora con un suave zumbido...

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Emociones, a fin de cuentas, que eran la promesa de un futuro lleno de proyectos; emociones que hacían que todo fuera perdonable, hasta la incomodidad de su modo operatorio. En las calculadoras HP, para realizar la operación 4 menos 2, había que teclear [4], [enter], [2], [menos]. La tecla [igual] no existía. Casio, por otro lado, respetaba la anotación habitual, más familiar para los usuarios: [4], [menos], [2], [igual]. Ésta fué precisamente la razón por la que mi novia de aquel entonces, estudiante de derecho, me sugiriera que intercambiáramos nuestras calculadoras. La mía era una Casio científica que mi padre había conseguido de estraperlo, que la economía familiar no estaba para esos dispendios. La de mi novia era una HP 32e con funciones estadísticas que no era precisamente la más apropiada para un estudiante de arquitectura, pero, a fin de cuentas, ¡era una HP! Ni qué decir tiene que acepté el intercambio. No fué por que la sugerencia hubiera partido de mi novia, que, a pesar de que llegó a ser una de las primeras de su promoción, no conseguía habituarse a una calculadora que alteraba su esquema mental, sino por la promesa que me ofrecía la marca Hewlett Packard, por la experiencia de ser partícipe del futuro.

"Esperamos que estos cambios prosigan la tradición de “mejor, más rápido y más barato” durante décadas, y que en el futuro proporcionen aplicaciones que, al igual que Internet y la fotografía digital hace 40 años, apenas nos podemos imaginar hoy", concluye Lampman... y se equivoca.

Se equivoca porque la tradicional filosofía de Hewlett Packard basada en el predominio absoluto de la tecnología que nos hizo soñar hace casi 30 años se ha quedado profundamente obsoleta. Lenta pero inexorablemente los usuarios han dejado de conceder importancia al paradigma "mejor, más rápido y más barato" que hizo de HP una compañía centrada en la innovación. Lo que hoy valoran los usuarios es una experiencia global con aplicaciones más accesibles, sencillas y amigables y no necesariamente más rápidas ni más baratas. Una experiencia global donde finalmente el diseño y no la tecnología es la principal fuente de innovación.

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