01 mayo, 2024

La máscara de Asterius [1]

SUGAAR STUDIO acaba de ultimar la segunda temporada de sus Fragmentos de Historia Natural, un gabinete de curiosidades que continúa acogiendo nuevas especies híbridas. El último capítulo de esta segunda temporada es Montera caladanensis, un sorprendente sillón inspirado en el sombrero tradicional de los toreros.

Carlos Alonso Pascual, explorador creativo de SUGAAR STUDIO, habla con el diseñador Massimo Borromeo sobre el origen y la evolución de este singular artefacto cultural.

La segunda temporada de este gabinete de curiosidades se cierra con un sillón realmente icónico, con resonancias culturales muy significativas. ¿Cómo surgió el concepto de este asiento?

Esta segunda temporada de los Fragmentos de Historia Natural llevaba por título Transitus. Esta palabra latina designa un territorio de paso de un lugar a otro, un espacio liminal donde se diluyen las viejas certezas y florecen nuevas posibilidades para la creatividad.

El ciclo empezaba con Zinginarri rubescens, un enigmático amuleto de fase cero que es la concha de un caracol imaginario, un vidrio rojizo con forma de cuboctaedro para acompañarnos en un lento viaje hacia la ternura, la imaginación y la belleza.

La siguiente estación era un objeto cultivado. Durante miles de años, los humanos hemos cultivado varias especies de plantas no solamente como alimento, sino también como cantimploras, contenedores de alimentos, sombreros, bastones, instrumentos musicales y todo tipo de objetos. Cucurbita trilobulata es una lámpara que crece como una planta, un objeto para imaginar de nuevo la forma en que diseñamos y construimos nuestro entorno.

A continuación, Hallucigenia aarnii, una especie inspirada en uno de los fascinantes organismos que poblaron los océanos del Cámbrico, cuando la vida multicelular compleja empezaba a poblar la Tierra. Una nueva especie diseñada para ayudarnos a huir de la burbuja narrativa que separa los humanos del mundo natural y a repensar nuestro lugar en la historia de la vida.

Ahora terminamos con Montera caladanensis, un artefacto liminal ubicado en ese territorio de frontera donde se desvelan nuevos significados y donde surge la magia.

Un artefacto que no oculta su clara procedencia taurina ¿Por qué habéis utilizado la montera, este conocido complemento de la indumentaria de los toreros, como referencia para el diseño?

Es absurdo y arrogante empezar cualquier proceso de diseño sobre una hoja de papel en blanco. La conciencia cultural e histórica están entretejidas en la identidad de cualquier objeto. Los procesos de diseño más fascinantes incluyen siempre una investigación creativa donde se transita por un número muy importante de referencias culturales. Un proceso iterativo y cíclico, que en este caso partió de una conversación informal sobre la evolución del significado del toro de Osborne.

Osborne Bull, Manolo Prieto, 1956. Digital art: Carlos Alonso Pascual, 2023.

¿Osborne, la antigua bodega andaluza?

Sí, Osborne es una de las cien empresas en activo más antiguas del mundo. Como ya sabes, en España el toro más emblemático fue concebido por el diseñador Manolo Prieto en 1956, como una enorme valla publicitaria que promocionaba el brandy Veterano de Osborne. Pronto se convirtió en un icono cultural que trascendía su utilidad comercial.

Sí, un elemento muy significativo en las carreteras españolas ¿Cómo pasó de valla en las afueras a icono cultural?

Fue una evolución gradual que comenzó en 1962 con la desaparición de la marca pintada sobre el toro para tratar de evitar distracciones al volante, mejorar la seguridad vial y cumplir el nuevo decreto ley que limitaba la publicidad en los márgenes de las carreteras. Más adelante, la Ley General de Carreteras de 1988 obligó a retirar completamente la publicidad de cualquier lugar visible de las carreteras estatales. Sin embargo, varios artistas, escritores, cineastas y diseñadores se pronunciaron a favor del mantenimiento de estos toros.

¿Y cómo terminó esta disputa?

En 1994 y gracias a la presión popular, el toro de Osborne fue declarado por el Congreso de los Diputados «patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España» y tres años más tarde, en 1997, el Tribunal Supremo dictó sentencia a favor de su mantenimiento debido al interés estético y cultural que había despertado. Apareció en películas como Jamón Jamón, un drama rural dirigido en 1998 por Bigas Luna que lanzó a la fama a dos extraordinarios actores, Penélope Cruz y Javier Bardem.

Osborne Bull, Manolo Prieto, 1956. Digital art: Carlos Alonso Pascual, 2023.

Muy recientemente, el pasado mes de febrero, este toro metálico ha servido también como telón de fondo de las protestas del campo.

Sí, finalmente el toro de Osborne asiste impasible a la lenta transformación de las ricas dehesas de la península ibérica en desiertos. Un ecosistema único está desapareciendo y empuja a los agricultores y ganaderos indignados a reclamar medidas urgentes para su regeneración.

¿El toro de Osborne podría finalmente identificarse como una llamada a la acción para combatir la desertificación?

No, no lo creo. Tres cuartas partes del territorio español corren el riesgo de convertirse en un enorme arenal y todos los expertos auguran un futuro dramático si no se actúa con rapidez. Sin embargo, no creo que este toro pueda alzarse como un emblema contra la desertificación antropogénica. Durante unos años fue considerado un símbolo de la España más reaccionaria y tradicionalista, que siempre ha tratado de silenciar las realidades incómodas, como el cambio climático. Es muy difícil que ahora adopte un significado diametralmente opuesto.

Está claro que necesitamos nuevos símbolos y nuevas narraciones. Sin embargo, este icónico toro ha demostrado que el significado de determinados objetos puede evolucionar con los cambios culturales y sociales.

Sí, es un ejemplo muy interesante de desplazamiento de significados, de cartel publicitario a fenómeno cultural. Sin embargo, hoy necesitamos replantear total y radicalmente nuestro marco de decisiones frente al cambio climático, y eso no lo vamos a hacer sin cambiar previamente nuestras narraciones y nuestros mitos. Necesitamos crear nuevos prototipos culturales que propongan cambios en los significados que asignamos a determinados objetos. Por eso, hace unos meses iniciamos una investigación creativa para identificar qué artefactos culturales podrían cambiar su narrativa para impulsar la transformación que tan urgentemente necesitamos.

Y aquí surgió la idea de la montera, el sombrero tradicional de los toreros.

Efectivamente, un elemento emblemático del ámbito taurino para combatir el cambio climático.

Parece casi un oxímoron ¿No?

Sí, era una idea tan extraña, tan completamente absurda, loca y disruptiva que dije ¡Adelante! ¡Hagámoslo!

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